Porque Me Da La Gana: Ayuso La Nueva Lideresa — Alicia Gutiérrez Martínez / Because I Feel Like It: Ayuso The New Leader Of Madrid’s Community by Alicia Gutiérrez Martínez (spanish book edition)

La lectura de este libro me dejó una sensación agridulce. Se me queda un poquito corto. Tiene capítulos interesantes pero otros son ya sabidos contados de otra forma o apoyados en extractos de entrevistas, columnas de opinión etc…
Pretende el libro «denunciar las tropelías de Ayuso». En fin, lo de siempre, la gran hipocresía de la izquierda, ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el propio. O también la ley del embudo, lo ancho para mí y lo estrecho para la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Es un libro de emergencia, probablemente los acontecimientos en poco tiempo lo hagan insuficiente y deba ser actualizado.

Me atrevería a decir que solo hay un presidente de comunidad autónoma cuyo nombre conocen en todas las otras comunida­des. El mismo que, en los medios, tiene quizá más protagonismo que el presidente de su partido. A pesar de que su ámbito político es una autonomía, este presidente regional, con sus exabruptos e insultos, es el principal flagelo contra el actual Gobierno nacional de coalición, porque considera que su rival no está en su Parlamento autonómico sino en la Moncloa. Ese presidente es, en realidad, una presidenta, la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Ayuso logra el sueño de cualquier publicista: troquelar en nuestro imaginario todas sus ocurrencias. «Comunismo o Libertad», «Madrid es tan grande que puedes vivir sin encontrarte con tu expareja y eso es libertad», «las cañas son importantes, es una cuestión cultural y también económica»… Pero si el discurso de Díaz Ayuso es impactante, no lo es menos su estrategia de imagen para mimetizarse según el lugar y el momento. Puede ser una inmaculada concepción compungida durante la pandemia, una joven sexi con tatuaje de Depeche Mode y chaqueta de cuero en una gala musical, una working girl con vestido barato en un inicio de temporada veraniega, o una elegante señora con un traje de la diseñadora Vicky Martín Berrocal si se trata de una recepción con los reyes. Estas metamorfosis tratan de convencerte de que es una trabajadora de clase media, una jovencita precaria que vive de alquiler, una líder política que salva a Madrid de la pandemia o una heroína que se enfrenta al comunismo bolivariano de Pedro Sánchez.
«Eslogan» proviene de un antiquísimo vocablo gaélico con que clanes escoceses definían el «grito de gue­rra».
Sin duda, Isabel Díaz Ayuso ha sabido incrustar en su discurso eslóganes de eficacia feroz, dijes que brillan en un garaje ideológico repleto de matrículas falsas para que el coche parezca salido de la fábrica de la libertad. En ese espacio, cristales de colores refulgen y nos atraen como a aquellos indígenas a los que seducían conquistadores armados hasta los dientes y con sonrisa amable según algunas películas. Salvo una exigua minoría, en indígenas ingenuos nos convertimos todos cuando ante nuestros ojos aparecen piezas capaces de atrapar la atención.

Forjada en el PP de Esperanza Aguirre –la aristocrática liberal que inició el proceso de esquilmar la sanidad pública mediante privatizaciones–, Ayuso la supera con un modelo discursivo y una gestualidad que buscan mostrarla no como una «pija» –es ella quien acusa a la izquierda de alentar un feminismo de «palo de pija»–, sino como «una más». Una más cada vez más derechizada, tanto que a final de 2022 cambió su lema original –«Comunismo o Libertad»– por otro con ribetes inquietantes: «O Sánchez o España». Sánchez es Pedro Sánchez, el presidente de un Gobierno del que Ayuso vitupera acusándolo de estar «al servicio de Bildu».
A diferencia de lo usual en la política autonómica, la presidenta madrileña no toma como rivales a sus competidores directos. El enemigo con el que medirse es el jefe del Gobierno central, y en la práctica eso la sitúa en el mismo escalón que al actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Dotada de un carisma inútilmente discutido y vapuleado por quienes la definen como títere de Miguel Ángel Rodríguez –el mago de la comunicación sin cuya ayuda difícilmente habría ascendido José María Aznar y ahora jefe de gabinete de Díaz Ayuso–, la jefa del Gobierno regional ha alcanzado lo que Valle Inclán condensó en Luces de bohemia al referirse al verdadero objetivo de los ya desaparecidos espejos del Callejón del Gato.
Y así, rememorando Luces de bohemia, cabe afirmar que la estética política de Díaz Ayuso ha consistido y consiste en «transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas».

Licenciada en Periodismo, cuyos padres vendían material médico, alquila un piso de 60 metros cuadrados en el barrio madrileño de Chamberí, repleto de bares. Conduce un VW Golf que compró de segunda mano en 2012. «Es diferente a los líderes tradicionales del partido en Madrid. No es una pija sino más bien una luchadora de la calle», dice Lucía Méndez, una destacada periodista. «Nunca [continúa Méndez] había dirigido nada antes de llegar al cargo, pero su gran apuesta –mantener la hostelería abierta incluso durante la segunda oleada de la pandemia– dio sus frutos políticos. Si se conoce algo de Madrid, se sabe que los bares y restaurantes no son solo económicamente importantes, sino socialmente vitales.
A diferencia de lo que sucede con otros políticos, Ayuso sabe que difícilmente alguien le preguntará cómo conjuga su asistencia a misa con la doctrina de la Iglesia católica, ya que esta no reconoce el divorcio. La fecha del suyo nunca ha trascendido, pero la presidenta cubrió hace años el trámite de separación definitiva tras cuatro años de matrimonio.

Antes de recalar en la Asamblea de Madrid –el trampolín desde el que terminaría por saltar al cielo del poder madrileño–, Ayuso ya vivía desde 2006 como asesora de comunicación de Alfredo Prada, entonces consejero de Justicia de Madrid, en el lado interior de la valla que separa lo público de lo privado. Y nunca más volvió a cruzar el muro fronterizo salvo que en un alarde de legalismo se exceptúe su tránsito por Madrid Network, una asociación formalmente privada pero creada en 2007 bajo control y financiación del Ejecutivo autonómico.
De hecho, y con la aquiescencia del equipo de la entonces ministra socialista de Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia, Aguirre traspasó a partir de mayo de 2011 a Madrid Network la gestión de 80 millones públicos para créditos empresariales. A partir del traspaso solo los alrededor de 600 asociados a Madrid Network o empresarios expresamente invitados tenían acceso a los préstamos, otorgados a un tipo de interés muy inferior al del mercado bancario (al 1,232%), con cinco años de carencia a partir de la firma y diez más para el reembolso. El aspecto más sorprendente de esta historia es que Madrid Network, cuyas cuentas intentó sin éxito quien esto firma conseguir en 2017, dispuso de aquella abrumadora cantidad de dinero público gracias a un convenio suscrito el 29 de octubre de 2010 con el Instituto Madrileño de Desarrollo (Imade). Organismo netamente público adscrito al Gobierno regional, el Imade era oficialmente el protagonista del acuerdo original de la serie: aquel que en octubre habían sellado Cristina Garmendia y Esperanza Aguirre para asegurar el reparto de 80 millones de créditos blandos.
Pero el 23 de diciembre de 2010, es decir, solo dos meses después de que ambas suscribieran el pacto multimillonario, el Gobierno de Aguirre decretó por ley la extinción del Imade como parte de lo que entonces se presentó como un ambicioso programa de ahorro y racionalización que implicaba eliminar 102 entes regionales. Los 80 millones quedaron así en manos de una asociación controlada por la Comunidad de Madrid pero de naturaleza privada: Madrid Network, a cuyo frente se situaba Aurelio García de Sola, pariente del marido de Esperanza Aguirre.

Destacar que Ayuso ha experimentado un ascenso meteórico resultaría, por evidente, una perogrullada. En todos los planos. Porque no solo ocupa hoy un puesto de poder con el que casi ha quintuplicado ingresos (103.090,32 euros a partir de 2020, un 4,39% más que el año anterior) respecto a los asignados en 2006 (22.441,01) a aquella licenciada en Periodismo de veintiocho años.
Pero lo que realmente se ha disparado es su prevalencia en el PP. Ayuso no solo estuvo en cabeza de la operación que derribó a Pablo Casado; tras su relevo en la cúpula del partido, la presidenta de Madrid ha ido mostrando, aunque de forma más sutil, su capacidad de manejo y decisión sobre Alberto Núñez Feijóo.
Isabel Díaz Ayuso nunca ha figurado en la lista de investigados. Ni en la de testigos. En abril de 2022, durante una visita oficial a Vitoria, la prensa le preguntó por una nueva sentencia de la Audiencia Nacional sobre cómo el PP se benefició de la trama Gürtel en el municipio madrileño de Boadilla del Monte.
Para liquidar la Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad, el Gobierno de Madrid interpuso finalmente un pleito civil en enero de 2020. Es decir, el gabinete que dirige Isabel Díaz Ayuso litiga contra una entidad de su propiedad y que preside Isabel Díaz Ayuso. La paradoja alcanza tal magnitud que el juez de lo civil encargado del pleito terminó por iniciar los trámites para declarar en rebeldía a la fundación.

Bildu es hoy uno de los grandes monstruos protagonistas de los relatos con los que cuenta Ayuso en su batalla para destruir al Gobierno de Pedro Sánchez, utilizándolo dentro de esa nueva caverna platónica donde se imponen a la realidad sombras perfectamente proyectadas por quienes manejan la hoguera. La líder de la que ya se ha configurado como el ala más derechista del PP emplea como leitmotiv político la constante apelación a la extinta ETA como si continuase viva y cometiendo asesinatos 11 años después del cese definitivo del terrorismo.
Su decisión de utilizar el terrorismo como herramienta propagandística que le aporta seguidores y blanquea la derechización de su política, tanto en su acercamiento a tesis ideológicas de Vox como en el recorte de prestaciones públicas, se ha ido fortaleciendo a medida que se acercan las elecciones.
El fenómeno Torre de Pisa protagonizado por Ayuso –una inclinación constante sin síntomas de derrumbe, aquí hacia la derecha– ya se había observado en 2019. Poco después de los comicios que la convirtieron en presidenta de Madrid gracias al apoyo de Ciudadanos, la presidenta pronunció en la Asamblea regional una frase demoledora y con tantos parpadeos dirigidos a la ultraderecha como un semáforo en el tránsito de pasar del verde al rojo.
Fue el 3 de octubre de aquel año cuando, en sede parlamentaria, se preguntó ¿«qué será lo siguiente» que pasará tras la exhumación de Franco?: «¿Será lo siguiente la Cruz del Valle, todo el Valle, las parroquias del barrio arderán como en el 36?…
Ayuso y su Gobierno se erigen en adalides de la libertad al tiempo que la televisión pública madrileña, Telemadrid, donde –debo decirlo– colaboré como contertulia ya en la etapa de Díaz Ayuso, ninguneaba la primera macromanifestación en defensa de la sanidad pública que reunió a más de 200.000 personas en noviembre de 2022. En la segunda marcha por el mismo motivo –la del 13 de febrero de 2023–, la televisión pública madrileña se alineó en sus titulares con la tesis de que habían participado «decenas de miles de personas», mientras que la Delegación del Gobierno ofrecía la cifra de 250.000 manifestantes y las fotografías aéreas desbordaban las pantallas de cualquier ordenador.

Respaldada como se sabe por Miguel Ángel Rodríguez, Isabel Díaz Ayuso ha hecho suya una de las técnicas más célebres en política de gestión de conflictos y usual entre muchos teleo­peradores que atienden a clientes al borde de la ira: la que algunos de estos teleoperadores definen como la táctica del disco rayado. Esto es, repetir una y otra vez la misma respuesta aun si el interlocutor introduce cambios en lo que está pidiendo, preguntando o discutiendo.
De hecho, y con independencia de cuáles sean los datos oficiales, uno de los grandes mensajes-misil que Ayuso dispara con elocuencia y reiteración es el temor a que el Estado se quede con lo tuyo y actúe como un recaudador medieval a través de los impuestos, mientras que la Comunidad de Madrid los rebaja en pro de la ciudadanía.
La táctica del «disco rayado» ocupa sin duda un lugar de enorme peso en el discurso tributario de Díaz Ayuso, como se ve en esto que viene ahora y que dijo la presidenta de Madrid el 22 de abril de 2022:
Llevamos ahora mismo 17 años bajando los impuestos de manera consecutiva, hemos eliminado todos los impuestos propios y, sin embargo, recaudamos más y gestionamos los servicios públicos de la misma manera y encima con superávit y sin deudas para las generaciones futuras.

Cuando el estallido de la pandemia destrozó todos los esquemas en 2020 –último año del que hay datos oficiales de ámbito estatal en el momento de la redacción de este texto–, el porcentaje del PIB regional que Madrid destinó a sanidad se situó en el 4,7%, el más bajo de la tabla. Mientras, la media de todas las comunidades alcanzó una tasa del 6,9%. Y algo más: el índice de las 17 autonomías en cuanto a gasto por habitante fue de 1.638 euros. En Madrid, la cifra se quedó en 1.491 (240 menos), lo que la colocó en el segundo puesto por la cola, solo superada por Andalucía. En el capítulo sanitario, la comunidad andaluza libró 1.398 euros por habitante.
El ejemplo de lo sucedido con la sanidad se repite en educación. En enseñanza no universitaria, Madrid cerraba en 2018 –la última estadística oficial publicada en el momento de la elaboración de este libro– la lista autonómica en gasto por alumno en centros públicos: 4.892 euros frente a los 5.968 de la media estatal. La comunidad más rica de España (32.048 euros per cápita) era en el curso 2018-2019 la que mayor número de alumnos (4,6) acumulaba por cada ordenador destinado a enseñanza y aprendizaje en los centros públicos
El bucle se cierra con los servicios sociales. El prestigioso Ín­dice DEC de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales confirma en 2020 fue Madrid la comunidad que menos porcentaje de PIB (el 1,1% del total) empleó en las políticas de esa área. Aquí, el gasto por habitante (357,08 euros) volvió también a ponerla en el tramo final, solo con Murcia por detrás (317,39 euros). Y un tercer dato: la ratio estatal de trabajadores técnicos en los centros de servicios sociales llegó ese año a uno por cada 2.064 habitantes. En Madrid, se desplomó con creces: en 2020 había un trabajador técnico por cada 5.515 habitantes.
Ayuso maneja a la perfección el aforismo del griego Epicteto: el de que no nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede.
Lo que la presidenta regional y los suyos consiguen es que a muchos electores no les afecte aquello que amenaza con colocar a Madrid en la cola de las estadísticas o la lleva directamente a ese lugar política y moralmente ingrato: el último puesto de la lista. Porque los números demuestran que, repitiendo lo ya dicho en capítulos anteriores, es una de las comunidades con menos gasto público por habitante en educación, sanidad y servicios sociales al tiempo que ofrece un trato fiscalmente paradisiaco al reducidísimo porcentaje de la ciudadanía que se sitúa en la cúspide.
Lo sucedido a finales de julio de 2022 con la escalada de creación de empleo y el descenso de paro tras la reforma laboral ejemplifica hasta qué punto Ayuso y su equipo manejan con eficacia la artimaña de que a la población llegue no tanto lo que ocurre sino la interpretación conservadora de lo que está pasando.

La existencia de correos electrónicos que demuestran que Díaz Ayuso intervino directamente cuando ya era diputada al cartearse con responsables de la Consejería de Hacienda y de Avalmadrid en relación con la empresa de sus pa­dres.
El segundo hecho es este: el impago de los 400.000 euros le acabó costando el dinero a la Comunidad de Madrid. O lo que es lo mismo, a la bolsa común de la ciudadanía. El 3 de marzo de 2016, cuando el Ejecutivo estaba ya presidido por Cristina Cifuentes, la administración madrileña abonó 102.030,55 euros.
Esa cantidad equivalía al 25% más intereses del crédito otorgado a la empresa en la que participaban los progenitores de Ayuso. ¿Por qué se produjo tal desembolso? Porque en 2011, con Esperanza Aguirre al frente, el Ejecutivo autonómico suscribió un convenio con Avalmadrid por el que se comprometía a actuar como reavalista de determinadas operaciones. En este caso, y como desveló la periodista Begoña P. Ramírez, «otro 50% del préstamo de MC Infortécnica SL fue reavalado por la Compañía Española de Reafianzamiento (Cersa), una sociedad con un 98% de capital público

El impago del IBI, del que hay constancia en distintos boletines oficiales, había sido igualmente destapado por InfoLibre días antes de la investidura de 2019. Y de nuevo aparecía como telón de fondo una donación efectuada por su padre, Leonardo Díaz, en 2012. En este caso, lo que cedió a sus dos hijos fue la sociedad Sismédica SL, que era propietaria de un local de oficinas de 180 metros cuadrados en una zona de Madrid cercana al Manzanares.
A través de esa mercantil, Isabel y su hermano Tomás fueron en última instancia dueños del local entre el 16 de abril de 2012 y el 18 de octubre de 2017. A lo largo de ese quinquenio se generó la deuda por IBI con el consistorio madrileño. El importe nunca se conoció. Cuando el digital que publicó la noticia, InfoLibre, preguntó en junio de 2019 al equipo de Ayuso por qué no pagó el IBI y si pensaba liquidar la deuda, la respuesta fue confusa y mercurial o resbaladiza, según se prefiera: el local «estaba en proceso de subasta desde hacía años».
El 18 de octubre de 2017, el inmueble ya había cambiado de manos: una filial de Bankinter se erigió en nuevo titular. Pero por razones sobre las que nadie –es decir, ni Díaz Ayuso ni ningún asesor o portavoz– ha dado nunca explicaciones, Sismédica SL siguió existiendo tras haber perdido el inmueble. En contra de lo que preceptúa la legislación mercantil, la compañía fundada por Leonardo Díaz en 1999, con un capital social equivalente a 3.000 euros y «el alquiler de bienes inmuebles por cuenta propia» como actividad principal, no volvió a presentar cuentas a partir de 2014

El contrato de emergencia del Gobierno de Madrid (1,5 millones por 250.000 mascarillas protectoras frente al covid) para Priviet Spor­tive SL.
Esa es la adjudicación que en 2020 proporcionó a Tomás Díaz Ayuso una comisión. Averiguar cuánto exactamente cobró de Priviet el hermano de la presidenta ese año se convirtió en un embrollo desde el primer minuto. Para empezar, la jefa del Ejecutivo transmitió que había percibido 55.850 euros. La cifra se instaló luego en 234.000 euros. Y finalmente, y en un mensaje remitido a distintos periodistas, la comunidad afirmó que la empresa de Daniel Alcázar le abonó a lo largo del año 283.000 euros a través de cuatro pagos por «cuatro trabajos diferentes»: solo 3.000 euros menos de lo que Pablo Casado y su mano derecha, Teodoro García Egea, habían difundido previamente. De esos cuatro trabajos realizados por Tomás Díaz Ayuso en 2020 para Priviet Sportive, solo se conoce el de las mascarillas con las que tanto la empresa de Daniel Alcázar como él hicieron un gran negocio: Priviet las había adquirido por medio millón y las vendió al Servicio Madrileño de Salud (Sermas) por 1,5 millones. Para Tomas Díaz Ayuso hubo la ya mencionada comisión de 55.850 euros.
Sobre las informaciones que siguen saliendo relativas al contrato Priviet Sportive:
• Tomás Díaz Ayuso factura a esta empresa un montante total de 283.000 euros en 2020. Eso se sustancia en cuatro facturas, correspondientes a cuatro trabajos diferentes.
• De estas cuatro facturas, solo una de ellas tiene que ver con un contrato de la Comunidad de Madrid. Esa factura es de 55.850 euros, más IVA. Toda la información al respecto se ha hecho pública.
• La factura a Priviet Sportive no es una comisión por obtener el contrato de la administración, sino el cobro de las gestiones realizadas para conseguir el material en China y su traslado a Madrid. Es decir, es una contraprestación por su trabajo.
¿Por qué no se han publicado ni informado de las otras tres facturas?
No son contratos que tengan relación con la Comunidad de Madrid y, por lo tanto, ni podemos ni debemos dar detalles de la actividad de una empresa que nada tiene que ver con la administración.
La cifra de 283.000 euros solo difería en 3.000 euros de la que a micrófono abierto habían difundido Pablo Casado y Teodoro García Egea.
La historia sobre el contrato a Priviet que lucró al hermano de Díaz Ayuso se bifurcó en dos finales: ambos favorables para la presidenta.
¿Cómo averiguó Priviet a qué email debía remitir su oferta de mascarillas –cosa que hizo el 23 de marzo– si no pertenecía a la Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria (FENIN) ni, a diferencia de lo que hizo en relación con otros potenciales clientes, tampoco Tomás Díaz Ayuso le facilitó un «teléfono o la dirección de correo electrónico»? A día de hoy, ese continúa siendo uno de los enigmas irresueltos.
De las cuentas depositadas por Priviet Sportive SL en el Registro Mercantil se infiere que la «difícil situación» de la empresa debió de producirse a un ritmo muy rápido: porque había cerrado 2019 con una plantilla de 11 empleados fijos, un cifra de negocio cuantificada en 4.898.627,19 euros y un resultado después de impuestos de 124.622,61 euros. En 2020, el año en que cobró 1,5 millones de la Comunidad de Madrid, su plantilla de fijos se redujo en un empleado (pasó de 11 a 10) y su facturación bajó medio millón, con un importe neto de la cifra de negocio de 4.324.467,92 euros. Pero cerró el ejercicio con un resultado de 376.248,22 euros. Es decir, casi el triple que en 2019.
En el importe de la comisión hubo desde el inicio un baile de cifras. Casado hablaba de 286.000 euros; siete días más tarde, el equipo de Ayuso envió a un grupo de periodistas un whatsapp donde cifraba en 283.000 euros la cantidad de Priviet Sportive SL recibida por Tomás Díaz Ayuso. Y finalmente, Anticorrupción dio como cifra global 234.203,52 euros.
El escrito por el que el fiscal jefe de Anticorrupción, Alejandro Luzón, cerró el 23 de junio de 2022 las investigaciones recuperó la cifra reconocida por el Gobierno de Madrid como abonada por Priviet a Tomás Díaz Ayuso, cifra inferior en 50.000 euros a la manejada por Pablo Casado.
La Fiscalía remarcó asimismo dos cosas. La primera, que la comisión percibida por Tomás Díaz Ayuso «corresponde en una parte –175.000 euros– a los trabajos realizados para Priviet en relación con distintas ofertas, entre ellas la analizada; y, en otra parte –59.203,52 euros–, al bonus pactado por la obtención del contrato de las mascarillas con la Comunidad de Madrid». Y la segunda, que el hermano de la presidenta le emitió a Priviet cuatro facturas en 2020, todas ellas entre el 7 de julio y el día 14 del mismo mes.

Con 6,77 millones de habitantes, Madrid registraba la cifra más alta de muertes. Como ejemplo de la enorme brecha con otros territorios, basta recordar que para entonces el covid-19 había acabado con 1.332 vidas en Andalucía, también gobernada por el PP y con un censo de 8,46 millones de habitantes.
Superada –y crucemos los dedos– la epidemia, una mirada re­trospectiva sigue conduciéndonos a una terrorífica verdad: la tragedia de lo ocurrido en las residencias de ancianos de Madrid alcanzó tal nivel de gravedad, tal indignación, que ha dejado en segundo plano los interrogantes derivados de la construcción y uso de un hospital levantado en 100 días, el Zendal, y para el que el Gobierno madrileño ha seguido otorgando contratos «de emergencia» a dedo en 2022.
De los 8.760 fallecidos por el coronavirus que en mayo de 2020 ya contabilizaba la uniprovincial Madrid, dos tercios (5.846) eran mayores que vivían en residencias. Dos años más tarde, Eurostat, la Oficina Estadística de la UE, certificaba que en 2020 la esperanza de vida se había derrumbado de forma estrepitosa en el territorio madrileño: un 3,5% respecto al ejercicio anterior, la caída más acentuada del espacio europeo. Desede los 85,8 años de esperanza de vida la Comunidad había retrocedido hasta los 82,3[4].
Ni Isabel Díaz Ayuso ni nadie de su Gobierno y/o su partido han reconocido en ningún momento el menor error en la gestión de la pandemia que condujo a una hecatombe en el sector más vulnerable: y no eran bueyes, como en los sacrificios griegos que originaron la palabra. Las víctimas eran humanos. Mayores, ancianos, como se los quiera llamar.
En el atroz 2020, cuando la sanidad pública quedó colapsada, cuando faltaban médicos, enfermeros, auxiliares, el Servicio Madrileño de Salud tuvo un superávit de 821 millones: es decir, dejó sin gastar esa cifra. Esto ni siquiera se supo hasta que, basándose exclusivamente en datos oficiales, el digital InfoLibre lo desveló en octubre de 2021. Hasta hoy nadie ha dado explicaciones sobre cómo es posible tal excedente en la comunidad que, solo adelantada por Andalucía, menos gasto por habitante dedica a la sanidad pública.
En ocasiones, y continuando con la analogía ya mencionada, la política sanitaria seguida por Ayuso y su equipo se asemeja al cubo de Rubik: un rompecabezas mecánico tridimensional donde las seis caras del poliedro parecen independientes unas de otras para finalmente ensamblarse obedeciendo a un criterio común y superior. En el cubo de Rubik madrileño, la sanidad pública se ha ido devaluando de forma no siempre detectable al primer golpe de vista, mientras la jefa del Ejecutivo madrileño terminaba exculpándose para cargar sobre los profesionales del sector la responsabilidad del empeoramiento.

La reina que ha hecho suya la palabra «Libertad» como concepto residenciado en los bares o en la selva del sálvese quien pueda, la líder que encabeza el acercamiento del PP a la ultraderecha tal vez esté empezando a ver el efecto nocivo de llevar como mascarón de proa una política liberal a medida de quienes más tienen. También en los bares de Madrid se habla ya de sanidad.

Reading this book left me with a bittersweet feeling. It’s a little short for me. It has interesting chapters but others are already known told in another way or supported by excerpts from interviews, opinion columns etc…
The book claims to «denounce Ayuso’s outrages». In short, the usual, the great hypocrisy of the left, seeing the speck in someone else’s eye and not seeing the beam in one’s own. Or also the law of the funnel, the wide for me and the narrow for the president of the Community of Madrid.
It is an emergency book, probably the events in a short time make it insufficient and must be updated.

I would dare to say that there is only one president of an autonomous community whose name is known in all the other communities. The same one who, in the media, has perhaps more prominence than the president of his party. Despite the fact that his political sphere is autonomous, this regional president, with his outbursts and insults, is the main scourge against the current national coalition government, because he considers that his rival is not in his autonomous Parliament but in Moncloa. That president is, in reality, a president, that of the Community of Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Ayuso achieves the dream of any publicist: to stamp all her occurrences in our imagination. «Communism or Freedom», «Madrid is so big that you can live without meeting your ex-partner and that is freedom», «the beers are important, it is a cultural and also an economic issue»… But if Díaz Ayuso’s speech is impressive, It is no less his image strategy to blend in according to the place and the moment. It could be an immaculate conception remorseful during the pandemic, a sexy young woman with a Depeche Mode tattoo and a leather jacket at a musical gala, a working girl in a cheap dress at the beginning of the summer season, or an elegant lady in a designer suit Vicky Martín Berrocal if it is a reception with the kings. These metamorphoses try to convince you that she is a middle-class worker, a precarious young woman who lives for rent, a political leader who saves Madrid from the pandemic or a heroine who confronts the Bolivarian communism of Pedro Sánchez.
«Slogan» comes from an ancient Gaelic word used by Scottish clans to define the «war cry».
Undoubtedly, Isabel Díaz Ayuso has known how to embed fiercely effective slogans in her speech, charms that shine in an ideological garage full of false license plates so that the car seems to have come from the freedom factory. In that space, colored crystals shine and attract us like those indigenous people who were seduced by conquerors armed to the teeth and with a kind smile according to some movies. Except for a small minority, we all become naive indigenous people when pieces capable of catching our attention appear before our eyes.

Forged in the PP of Esperanza Aguirre – the aristocratic liberal who began the process of depleting public health through privatizations – Ayuso surpasses her with a discursive model and a gesture that seeks to show her not as a “posh” – it is she who accuses the left to encourage a feminism of «pija stick» -, but as «one more». She one more and more right-wing, so much so that at the end of 2022 she changed her original motto – “Communism or Freedom” – for another with disturbing edges: “Either Sánchez or Spain”. Sánchez is Pedro Sánchez, the president of a government that Ayuso rails against, accusing him of being «at the service of Bildu.»
Unlike what is usual in regional politics, the Madrid president does not take her direct competitors as rivals. The enemy with which to measure herself is the head of the central government, and in practice that places her on the same step as the current leader of the PP, Alberto Núñez Feijóo.
Endowed with a charisma uselessly discussed and beaten by those who define her as a puppet of Miguel Ángel Rodríguez –the magician of communication without whose help José María Aznar and now Díaz Ayuso’s chief of staff would hardly have risen–, the head of the regional government has reached what Valle Inclán condensed in Luces de bohemia when referring to the true objective of the now disappeared mirrors of the Callejón del Gato.
And so, recalling Luces de bohemia, it can be said that Díaz Ayuso’s political aesthetic has consisted and consists of «transforming classical norms with concave mirror mathematics».

A graduate in Journalism, whose parents sold medical supplies, she rents a 60-square-meter apartment in the Madrid neighborhood of Chamberí, full of bars. She drives a VW Golf that she bought second-hand in 2012. “She is different from the traditional party leaders in Madrid. She is not a posh but rather a street fighter », says Lucía Méndez, a prominent journalist. «She had never [continued Méndez] directed anything before coming to office, but her big bet – keeping the hotel business open even during the second wave of the pandemic – paid off politically. If you know anything about Madrid, you know that bars and restaurants are not only economically important, but socially vital.
Unlike what happens with other politicians, Ayuso knows that it will be difficult for anyone to ask her how she combines her attendance at mass with the doctrine of the Catholic Church, since it does not recognize divorce. The date of hers has never been disclosed, but the president covered the final separation process years ago after four years of marriage.

Before arriving at the Madrid Assembly –the springboard from which she would end up jumping into the sky of Madrid power–, Ayuso had already lived since 2006 as a communication adviser to Alfredo Prada, then Madrid Justice Minister, on the inner side of the fence that separates the public from the private. And she never crossed the border wall again unless, in a display of legalism, her transit through Madrid Network is excepted, a formally private association but created in 2007 under the control and financing of the regional Executive.
In fact, and with the acquiescence of the team of the then Socialist Minister of Science and Technology, Cristina Garmendia, Aguirre transferred from May 2011 to Madrid Network the management of 80 million public for business loans. As of the transfer, only the around 600 associates of Madrid Network or expressly invited businessmen had access to the loans, granted at an interest rate much lower than that of the banking market (1.232%), with a five-year grace period from the signature and ten more for reimbursement. The most surprising aspect of this story is that Madrid Network, whose accounts this firm tried unsuccessfully to obtain in 2017, disposed of that overwhelming amount of public money thanks to an agreement signed on October 29, 2010 with the Madrid Development Institute ( made). A purely public body attached to the regional government, Imade was officially the protagonist of the original agreement for the series: the one that Cristina Garmendia and Esperanza Aguirre had sealed in October to ensure the distribution of 80 million soft loans.
But on December 23, 2010, that is, only two months after both signed the multimillion-dollar pact, the Aguirre government decreed by law the extinction of Imade as part of what was then presented as an ambitious savings and rationalization program. which implied eliminating 102 regional entities. The 80 million thus remained in the hands of an association controlled by the Community of Madrid but of a private nature: Madrid Network, headed by Aurelio García de Sola, a relative of Esperanza Aguirre’s husband.

Noting that Ayuso has experienced a meteoric rise would obviously be a truism. In all plans. Because today it not only occupies a position of power with which it has increased income almost fivefold (103,090.32 euros as of 2020, 4.39% more than the previous year) compared to those assigned in 2006 (22,441.01) to that Twenty-eight year old graduate in Journalism.
But what has really skyrocketed is its prevalence in the PP. Ayuso was not only at the head of the operation that brought down Pablo Casado; After her replacement at the top of the party, the president of Madrid has been showing, although in a more subtle way, her ability to manage and decide on Alberto Núñez Feijóo.
Isabel Díaz Ayuso has never been on the list of those investigated. Not even in the witnesses. In April 2022, during an official visit to Vitoria, the press asked him about a new sentence from the National Court on how the PP benefited from the Gürtel plot in the Madrid municipality of Boadilla del Monte.
To liquidate the Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad, the Government of Madrid finally filed a civil lawsuit in January 2020. That is, the cabinet led by Isabel Díaz Ayuso is litigating against an entity it owns and is chaired by Isabel Díaz Ayuso. The paradox reaches such a magnitude that the civil judge in charge of the lawsuit ended up initiating the procedures to declare the foundation in absentia.

Bildu (Political Party) is today one of the great monsters that is the protagonist of the stories that Ayuso tells in his battle to destroy the Government of Pedro Sánchez, using it within that new Platonic cavern where shadows perfectly projected by those who manage the bonfire are imposed on reality. The leader of what has already been configured as the most right wing of the PP uses as a political leitmotif the constant appeal to the extinct ETA as if it were still alive and committing murders 11 years after the definitive cessation of terrorism.
His decision to use terrorism as a propaganda tool that gives him followers and whitewashes the right-wing of his politics, both in his approach to Vox’s ideological theses and in the cut in public benefits, has been strengthening as the elections approach.
The Tower of Pisa phenomenon led by Ayuso –a constant inclination without symptoms of collapse, here to the right– had already been observed in 2019. Shortly after the elections that made her president of Madrid thanks to the support of Ciudadanos, the president pronounced in the regional Assembly a devastating phrase and with so many blinks directed at the extreme right as a traffic light in the transition from green to red.
It was on October 3 of that year when, in parliamentary headquarters, he asked himself: «what will be the next thing» that will happen after Franco’s exhumation?: «Will the Cruz del Valle, the entire Valley, the neighborhood parishes be next?» Will they burn like in 36?…
Ayuso and his Government stand as champions of freedom at the same time that the Madrid public television, Telemadrid, where -I must say- I collaborated as a socialite already in the stage of Díaz Ayuso, ignored the first macro-demonstration in defense of public health that brought together more than 200,000 people in November 2022. In the second march for the same reason – the one on February 13, 2023 – Madrid public television lined up its headlines with the thesis that “tens of thousands of people” had participated. , while the Government Delegation offered the figure of 250,000 demonstrators and aerial photographs overflowed the screens of any computer.

Backed as is known by Miguel Ángel Rodríguez, Isabel Díaz Ayuso has endorsed one of the most famous techniques in conflict management policy and common among many telemarketers who serve clients on the verge of anger: what some of these telemarketers define as the broken record tactic. That is, repeating the same answer over and over again even if the interlocutor introduces changes in what he is requesting, asking or discussing.
In fact, and regardless of what the official data is, one of the great missile-messages that Ayuso shoots eloquently and reiteratively is the fear that the State will keep what you own and act like a medieval collector through taxes. , while the Community of Madrid lowers them in favor of citizenship.
The «broken record» tactic undoubtedly occupies a place of enormous weight in Díaz Ayuso’s tax speech, as can be seen in what is coming now and what the president of Madrid said on April 22, 2022:
Right now we have been lowering taxes for 17 consecutive years, we have eliminated all our own taxes and, nevertheless, we collect more and manage public services in the same way and on top of that with a surplus and without debts for future generations.

When the outbreak of the pandemic destroyed all the schemes in 2020 – the last year for which there are official data at the state level at the time of writing this text – the percentage of regional GDP that Madrid allocated to health stood at 4, 7%, the lowest in the table. Meanwhile, the average for all communities reached a rate of 6.9%. And something else: the index of the 17 autonomies in terms of spending per inhabitant was 1,638 euros. In Madrid, the figure remained at 1,491 (240 less), which placed it in second place from the bottom, only surpassed by Andalusia. In the health chapter, the Andalusian community freed 1,398 euros per inhabitant.
The example of what happened with health is repeated in education. In non-university education, Madrid closed in 2018 –the last official statistics published at the time of writing this book– the regional list in expenditure per student in public centers: 4,892 euros compared to the 5,968 for the state average. The richest community in Spain (32,048 euros per capita) was in the 2018-2019 academic year the one with the highest number of students (4.6) accumulated for each computer used for teaching and learning in public centers
The loop closes with social services. The prestigious DEC Index of the Association of Directors and Managers of Social Services confirms that in 2020 Madrid was the community with the lowest percentage of GDP (1.1% of the total) used in policies in that area. Here, the expenditure per inhabitant (357.08 euros) also put it back in the final stretch, only with Murcia behind (317.39 euros). And a third fact: the state ratio of technical workers in social service centers reached one for every 2,064 inhabitants that year. In Madrid, it plummeted by far: in 2020 there was one technical worker for every 5,515 inhabitants.
Ayuso handles perfectly the aphorism of the Greek Epictetus: the one that what happens to us does not affect us but what we tell ourselves about what happens to us.
What the regional president and her people achieve is that many voters are not affected by what threatens to place Madrid in the queue of the statistics or takes it directly to that politically and morally ungrateful place: the last position on the list. Because the numbers show that, repeating what has already been said in previous chapters, it is one of the communities with the least public spending per inhabitant in education, health and social services while offering paradisiacal tax treatment to the very small percentage of citizens who are in The cusp.
What happened at the end of July 2022 with the escalation of job creation and the drop in unemployment after the labor reform exemplifies the extent to which Ayuso and his team effectively manage the ruse so that the population reaches not so much what happens but the conservative interpretation of what is happening.

The existence of emails that show that Díaz Ayuso intervened directly when she was already a deputy by corresponding with those responsible for the Ministry of Finance and Avalmadrid in relation to her parents’ company.
The second fact is this: the non-payment of the 400,000 euros ended up costing the Community of Madrid the money. Or what is the same, to the common bag of citizenship. On March 3, 2016, when the Executive was already chaired by Cristina Cifuentes, the Madrid administration paid 102,030.55 euros.
This amount was equivalent to 25% plus interest on the credit granted to the company in which Ayuso’s parents participated. Why was such a disbursement made? Because in 2011, with Esperanza Aguirre at the helm, the regional government signed an agreement with Avalmadrid in which it undertook to act as reguarantor of certain operations. In this case, and as the journalist Begoña P. Ramírez revealed, “another 50% of the MC Infortécnica SL loan was re-guaranteed by the Spanish Reguarantee Company (Cersa), a company with 98% public capital.

The non-payment of the IBI (property tax), of which there is evidence in different official bulletins, had also been uncovered by InfoLibre days before the inauguration of 2019. And again a donation made by his father, Leonardo Díaz, in 2012 appeared as a backdrop. In this case, what he handed over to his two children was the company Sismédica SL, which owned a 180-square-meter office space in an area of Madrid close to Manzanares.
Through that company, Isabel and her brother Tomás de ella were ultimately the owners of the premises between April 16, 2012 and October 18, 2017. Throughout that five-year period, the IBI debt was generated with the Madrid town hall. The amount was never known. When the digital that published the news, InfoLibre, asked Ayuso’s team in June 2019 why he did not pay the IBI and if he planned to settle the debt, the response was confusing and mercurial or slippery, as preferred: the place «was in auction process for years.
On October 18, 2017, the property had already changed hands: a Bankinter subsidiary became the new owner. But for reasons for which no one –that is, neither Díaz Ayuso nor any adviser or spokesperson– has ever given explanations, Sismédica SL continued to exist after having lost the property. Contrary to what is prescribed by commercial legislation, the company founded by Leonardo Díaz in 1999, with a share capital equivalent to 3,000 euros and «the rental of real estate on its own account» as its main activity, did not present accounts again from 2014

The emergency contract of the Government of Madrid (1.5 million for 250,000 protective masks against covid) for Priviet Sportive SL.
That is the award that in 2020 provided Tomás Díaz Ayuso with a commission. Finding out exactly how much the president’s brother earned from Priviet that year became a mess from the first minute. To begin with, the head of the Executive transmitted that she had received 55,850 euros. The figure was later installed at 234,000 euros. And finally, and in a message sent to different journalists, the community stated that Daniel Alcázar’s company paid him 283,000 euros throughout the year through four payments for «four different jobs»: only 3,000 euros less than what Pablo Casado and his right-hand man, Teodoro García Egea, had previously spread. Of those four works carried out by Tomás Díaz Ayuso in 2020 for Priviet Sportive, only the mask with which both Daniel Alcázar’s company and he did a great business is known: Priviet had acquired them for half a million and sold them to the Service Madrid Health (Sermas) for 1.5 million. For Tomas Díaz Ayuso there was the aforementioned commission of 55,850 euros.
Regarding the information that continues to emerge regarding the Priviet Sportive contract:
• Tomás Díaz Ayuso invoices this company for a total amount of 283,000 euros in 2020. This is substantiated in four invoices, corresponding to four different jobs.
• Of these four invoices, only one of them has to do with a contract from the Community of Madrid. That invoice is 55,850 euros, plus VAT. All information about it has been made public.
• The invoice to Priviet Sportive is not a commission for obtaining the contract from the administration, but the collection of the steps taken to obtain the material in China and its transfer to Madrid. That is, it is a consideration for your work.
Why have the other three invoices not been published or reported?
They are not contracts that are related to the Community of Madrid and, therefore, we cannot and should not give details of the activity of a company that has nothing to do with the administration.
The figure of 283,000 euros only differed by 3,000 euros from what Pablo Casado and Teodoro García Egea had broadcast at an open microphone.
The story about the contract to Priviet that Díaz Ayuso’s brother won forked into two endings: both favorable to the president.
How did Priviet find out to which email it should send its offer of masks – which it did on March 23 – if it did not belong to the Federation of Health Technology Companies (FENIN) or, unlike what it did in relation to other potential clients Did Tomás Díaz Ayuso not provide you with a «telephone number or email address»? To this day, that continues to be one of the unresolved enigmas.
From the accounts deposited by Priviet Sportive SL in the Mercantile Registry, it is inferred that the «difficult situation» of the company must have occurred at a very fast pace: because it had closed 2019 with a staff of 11 permanent employees, a turnover quantified in 4,898,627.19 euros and a result after taxes of 124,622.61 euros. In 2020, the year in which it received 1.5 million from the Community of Madrid, its permanent workforce was reduced by one employee (it went from 11 to 10) and its turnover fell by half a million, with a net amount of the turnover of 4,324,467.92 euros. But it closed the year with a result of 376,248.22 euros. That is, almost triple that in 2019.
In the amount of the commission there was from the beginning a dance of figures. Married spoke of 286,000 euros; Seven days later, Ayuso’s team sent a WhatsApp to a group of journalists where they estimated the amount of Priviet Sportive SL received by Tomás Díaz Ayuso at 283,000 euros. And finally, Anticorruption gave a global figure of 234,203.52 euros.
The letter by which the Chief Anti-Corruption Prosecutor, Alejandro Luzón, closed the investigations on June 23, 2022, recovered the amount recognized by the Government of Madrid as paid by Priviet to Tomás Díaz Ayuso, a figure lower by 50,000 euros than that handled by Pablo Married.
The Prosecutor’s Office also noted two things. The first, that the commission received by Tomás Díaz Ayuso «corresponds in part –175,000 euros– to the work carried out for Priviet in relation to different offers, including the one analyzed; and, in another part -59,203.52 euros-, to the bonus agreed for obtaining the contract for the masks with the Community of Madrid ». And the second, that the president’s brother issued Priviet four invoices in 2020, all of them between July 7 and the 14th of the same month.

With 6.77 million inhabitants, Madrid registered the highest number of deaths. As an example of the enormous gap with other territories, it is enough to remember that by then the covid-19 had killed 1,332 lives in Andalusia, also governed by the PP and with a census of 8.46 million inhabitants.
Once the epidemic has been overcome – and let’s cross our fingers – a retrospective look continues to lead us to a terrifying truth: the tragedy of what happened in the nursing homes in Madrid reached such a level of seriousness, such indignation, that it has left the questions arising in the background. of the construction and use of a hospital built in 100 days, the Zendal, and for which the Madrid government has continued to award «emergency» contracts by hand in 2022.
Of the 8,760 deaths from the coronavirus that the uniprovincial Madrid already counted in May 2020, two thirds (5,846) were older people who lived in residences. Two years later, Eurostat, the Statistical Office of the EU, certified that in 2020 life expectancy had plummeted in Madrid: 3.5% compared to the previous year, the sharpest drop in the European space . From 85.8 years of life expectancy, the Community had fallen back to 82.3[4].
Neither Isabel Díaz Ayuso nor anyone from her government and/or her party have ever recognized the slightest error in the management of the pandemic that led to a catastrophe in the most vulnerable sector: and they were not oxen, as in the Greek sacrifices that originated the word. The victims were human. Seniors, elderly, whatever you want to call them.
In the atrocious 2020, when public health collapsed, when doctors, nurses, and auxiliaries were lacking, the Madrid Health Service had a surplus of 821 million: that is, it left that figure unspent. This was not even known until, based exclusively on official data, the digital InfoLibre revealed it in October 2021. Until today, no one has given explanations about how such a surplus is possible in the community that, only advanced by Andalusia, less spending per inhabitant dedicated to public health.
On occasions, and continuing with the aforementioned analogy, the health policy followed by Ayuso and his team resembles a Rubik’s cube: a three-dimensional mechanical puzzle where the six faces of the polyhedron seem independent of one another to finally be assembled according to a common criterion. and above. In Madrid’s Rubik’s cube, public health has been devaluing in a way that is not always detectable at first glance, while the head of the Madrid Executive ended up exonerating herself to place the responsibility for the worsening on professionals in the sector.

The queen who has made the word «Freedom» her own as a concept residing in bars or in the jungle of every man for himself, the leader who leads the PP’s rapprochement with the ultra-right may be beginning to see the harmful effect of wearing as a figurehead prow a liberal policy tailored to those who have more. Also in the bars of Madrid there is already talk of health.

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