Leonardo da Vinci fue uno de los hombres que mejor expresó esa magnífica etapa de la historia universal que es el Renacimiento. Fue un polímata que recorrió la vertiente del conocimiento en las más diversas áreas: ingeniería, arquitectura y urbanismo, arte, pintura, escultura, música, anatomía, botánica, paleontología, escritura y filosofía, entre otras ramas del saber humano.
Fue además lo que hoy llamamos un científico. También un arquitecto que imaginó la ciudad ideal, un ingeniero que proyectó invenciones tanto para la guerra como para la paz, y un artista que expresó como nadie las emociones humanas en una de las pinturas más importantes de la historia universal, La última cena.
Una buena lectura donde el autor analiza en profundidad las caracteristicas que lo hicieron tan excepcional a Leonardo, a la vez extrapolando las explicaciones para entender la naturaleza humana en general. De ágil lectura y mientras lees el libro es un buen momento para reflexionar. Además siendo un admirador de Leonardo da Vinci, hace su lectura más interesante.
Leonardo da Vinci pintó La Gioconda, su obra maestra. La más conocida, y de la cual no se separaría nunca. Es ella quien comenzó a hablarnos, unas líneas más arriba, sobre su creador, y así lo hará hasta el final de nuestro derrotero de tinta. En este recorrido junto a ella, nos sumergiremos en la vida personal del maestro del Renacimiento, su modo de ser, su obra y la función de su mente. En tanto aprendamos de ello, también aprenderemos sobre nosotros, sobre nuestra propia mente. Leonardo celebraría al vernos indagar en la naturaleza y en nosotros mismos. Para eso, nos vamos a introducir ahora en tres conceptos: mente, conciencia y personalidad.
La ciencia es algo extraordinario. Intenta cristalizar nuestras preguntas en conocimientos para que estos, a su vez, originen nuevos interrogantes, sosteniendo siempre la duda como condición. Y así el camino resulta infinito.
Me gusta intentar describir la complejidad de la mente afirmando que «la mente es el resultado de las complejas interacciones e infinitas combinaciones de las más diversas funciones, tal cual la complejidad infinita de una suerte de ajedrez tridimensional». De tal grado de complejidad infinita se trata la mente. Veamos ahora qué es la conciencia para así comprender el artilugio por medio del cual nuestra imaginaria Gioconda comenzó a llevarnos de la mano para conocer a Leonardo da Vinci, su mente y, al mismo tiempo, nuestras propias funciones mentales.
Resulta que, como ya hemos dicho, la mente se encuentra constituida por infinidad de procesos cerebrales que interrelacionan todas las partes de nuestro cuerpo entre sí, como un todo integrado. Como consecuencia, la mente es la sumatoria de todos estos procesos, sean estos de naturaleza consciente o inconsciente. En cambio, la conciencia es solo una parte de la mente.
La palabra conciencia proviene del vocablo latino conscientia, que significa «conocimiento». Efectivamente, la conciencia es la toma de conocimiento del yo, en primera persona. Es el conocimiento de nosotros mismos, y del mundo que nos rodea y con el cual interactuamos.
Qualia es un concepto que proviene de la filosofía, pero que, como muchos otros, también terminó siendo analizado desde la perspectiva de la ciencia. El qualia hace referencia a las cualidades de las cosas que nos resultan propias o inherentes en relación con cada cosa en sí. No se trata, en absoluto, de algo objetivo. Por el contrario, este concepto hace referencia a las características subjetivas y privadas de las experiencias que vivimos. Es, por definición, un fenómeno estrictamente personal y privado.
Según relata el principal e histórico biógrafo de Leonardo, el arquitecto y pintor Giorgio Vasari (1511-1574), autor además de la que se considera la primera historia del arte, cuando Leonardo tenía 14 años, Ser Piero le enseñó unos dibujos de su hijo a su amigo y cliente Verrocchio. Su intención era que el maestro le permitiera ingresar como aprendiz en su taller; aunque también es posible que, en el fondo, quisiera saber si el maestro consideraba que su hijo podría dedicarse a ese oficio y así encontrar el camino en su vida.
Cuenta Vasari que el maestro se vio impresionado por los dibujos de Leonardo. No podía ser de otro modo. Fue así que dio inicio a una nueva etapa en su vida, con el comienzo de un aprendizaje que, 37 años después, culminaría en la obra que sería la más famosa del mundo, La Gioconda.
Como era muy común en los talleres de los artistas de Florencia, muchas veces los aprendices jugaban el papel de modelos. Leonardo no fue la excepción y posó para Verrocchio cuando este realizó la escultura del David. Una estatua en bronce de David adolescente, en la que se lo ve con la espada en su mano derecha y en una posición triunfante, con la cabeza de Goliat a sus pies.
El biógrafo Vasari cuenta una historia sobre Verrocchio y Leonardo durante la preparación del Bautismo de Cristo. Dice Vasari que Verrocchio se quedó tan impactado con el ángel de su alumno que sintió que este lo había superado, y decidió dejar de pintar. Puede ser que Vasari exagerara con tal sentencia, pero algo de cierto había en su afirmación: Leonardo ya comenzaba a ser Leonardo.
Su maestro transitaba un período de su vida en el cual fue alejándose de la pintura y se concentró en sus otras habilidades, ya que de hecho era escultor. Pero en algo Vasari tenía razón: el alumno había superado al maestro. Haber pintado aquel ángel con luminosidad celestial fue un momento muy importante en la vida de Leonardo.
Durante esa época, también pintó por encargo La Anunciación.
En su creación, como tantas otras veces, intervinieron una o más personas, siguiendo con la modalidad del arte comunitario.
Cómo hablar de la inteligencia de un genio? No es empresa fácil. Sin embargo, vamos a definir algunos conceptos generales sobre la inteligencia humana para después repasar los perfiles de la inteligencia de Leonardo da Vinci, acudiendo a sus obras y a todo cuanto él ha dejado escrito, que no fue poco. Al mismo tiempo, conocer los distintos tipos de inteligencia nos ayudará a conocernos a nosotros mismos. Veamos.
La definición de inteligencia puede abordarse desde distintas perspectivas, pero sin duda hay un común denominador en todas, y es el hecho de que la inteligencia es una capacidad que permite resolver problemas nuevos. En la inteligencia en sí misma convergen un sinnúmero de funciones cerebrales tales como la memoria, el aprendizaje, el razonamiento, el pensamiento lógico, la capacidad de decisión, el talento, la capacidad de adaptación y de observación, la adaptabilidad social, la posibilidad de concebir abstracciones, y otras tantas funciones mentales.
Es interesante saber que la palabra inteligencia proviene del latín; de la raíz inter y legere, se deriva el significado de «leer entre las cosas». Pero, además, en el latín clásico existe también un uso del término inter como «dentro de».
1. Inteligencia lógico-matemática
2. Inteligencia cinestésico-corporal
3. Inteligencia musical
4. Inteligencia visual y espacial
5. Inteligencia lingüística
6. Inteligencia interpersonal
7. Inteligencia intrapersonal
8. Inteligencia naturalista
1. La inteligencia lógico-matemática es la que permite resolver problemas aplicando el razonamiento, la lógica, los números, las concepciones matemáticas y las abstracciones para resolver problemáticas nuevas. Entre los tantísimos genios que se han destacado particularmente en este perfil de inteligencia, se encuentran Albert Einstein, Stephen Hawking e Isaac Newton.
Una anécdota nos habla de esta capacidad de Leonardo. Cuando tenía aproximadamente 10 u 11 años, se pasaba horas observando los progresos de las construcciones edilicias. Realizaba dibujos de ellas, de las paredes, los portales, los techos, las herramientas, los carros y andamios. El arquitecto encargado de la dirección de una de esas obras era Biagio de Ravenna.
2. Este tipo de destreza o inteligencia representa la capacidad para mover el cuerpo con la finalidad de realizar una determinada actividad física con precisión y talento. Las habilidades que se desprenden de este tipo de inteligencia están relacionadas con la capacidad de coordinación neuromuscular, la dinámica y velocidad de los movimientos, la fuerza muscular, el equilibrio, la capacidad para percibir distancias y proporciones, etc. Todo esto se relaciona también con la habilidad manual y corporal en relación al movimiento.
3. Este tipo de inteligencia consiste en la capacidad para expresar pensamientos, ideas y emociones a través de formas musicales. Incluye la capacidad de percibirlas como así también la de producir y crear melodías y ritmos; además, en muchos casos, la habilidad o destreza en la ejecución de instrumentos musicales y en la entonación de canciones.
4. La Gioconda nos los ha señalado cuando describió su personalidad, Leonardo era un gran observador. Se sumergía en la naturaleza y en los fenómenos naturales por medio de su gran capacidad de observación. Observar es infinitamente más que ver. Es analizar y tratar de entender la realidad sobre la que uno deposita su interés. Leonardo privilegió el fenómeno visual por sobre los otros cuatro sentidos básicos.
Él entendía la visión como un fenómeno perceptivo y sostenía que, si bien podía tener desvíos sobre la realidad fáctica, era el más exacto de los sentidos. La Gioconda ya nos ha contado que todo lo miraba y todo lo tocaba. Y es cierto, hay evidencia de que fue así.
5. Esta área de la inteligencia es la que hace referencia a la capacidad para relacionarnos de modo eficaz y genuino con nuestros semejantes. Es la que nos permite una comunicación efectiva, tanto cognitiva como emocional, de modo bidireccional. Trasmitir adecuadamente nuestros pensamientos y emociones, a la vez que comprender de modo correcto los pensamientos y emociones de nuestros semejantes, es un atributo de la inteligencia.
6. Es la que nos permite una comunicación efectiva, tanto cognitiva como emocional, de modo bidireccional. Trasmitir adecuadamente nuestros pensamientos y emociones, a la vez que comprender de modo correcto los pensamientos y emociones de nuestros semejantes, es un atributo de la inteligencia. Y me refiero a la inteligencia en su más amplio espectro, que incluye los análisis críticos lógicos, pero también, y de modo muy importante, el mundo emocional que nos interrelaciona. Las capacidades de expresión, empatía y extroversión, y las aptitudes para la sociabilización dependen de este tipo de destreza.
7. La inteligencia intrapersonal es la habilidad intelectiva que posibilita el autoconocimiento. A poco que pensemos en ello, nos daremos cuenta de lo esencial de esta destreza. Conocer las motivaciones de nuestros propios pensamientos, emociones y forma de actuar resulta esencial para saber quiénes somos y así conducirnos adecuadamente en nuestras vidas. Es una forma de interiorizarnos en nosotros mismos adentrándonos en nuestro propio yo, en nuestro yo interior.
8. La inteligencia naturalista hace referencia a la capacidad de comprender, entender, distinguir y captar las cuestiones del medio ambiente. Me refiero a comprender la situación y los cambios del ámbito natural en el cual nos desenvolvemos.
El sexo es una cuestión biológica preestablecida genéticamente. La sexualidad, en cambio, es algo mucho más complejo. La sexualidad, como ocurre con cualquier otra conducta humana, adquiere determinantes de construcción en los que intervienen factores estrictamente personales en lo individual y culturales en lo social.
Es un hecho científicamente comprobado que desde nuestro nacimiento la interacción con nuestro medio ambiente cultural, a través de nuestras experiencias de vida, determinan en última instancia quiénes somos. Y quienes somos es, ni más ni menos, nuestra personalidad, nuestras conductas y, por supuesto, nuestra sexualidad.
Los condicionantes que determinan nuestro sexo se encuentran codificados en nuestra información genética. Y esa información se inscribe en nuestros cromosomas, que son estructuras parecidas a cordones de zapatos enrollados, que se encuentran en el núcleo de cada una de nuestras células.
El espectro de discordancia entre el sexo genéticamente determinado (XY-hombre, XX-mujer) y nuestra identidad de género y orientación sexual puede ser muy diverso y recorrer un abanico amplio de posibilidades. Puede ir desde la total identificación con el propio sexo genético, situación denominada cisgénero, o bien identificarse con el género opuesto al asignado al nacer, o transgénero. Esta última situación de identidad de género ocurre cuando la persona presenta una identificación psicológica sexual en completa oposición al condicionamiento genético que ha determinado su cuerpo y, en virtud de ello, decide acudir a tratamientos médicos y/o quirúrgicos para modificar sus órganos sexuales y características sexuales secundarias para así ajustarlas a su identificación sexual psicológica, que es, en definitiva, la que constituye el constructo psicológico de la personalidad individual.
En el caso de Leonardo da Vinci, según la información histórica que poseemos, se trató de una persona en la cual la información genética correspondió a la de varón (XY) y se identificó como varón, pero su orientación sexual se inclinó hacia el mismo sexo; o sea que presentó una orientación homosexual.
Se entiende por zurdos a aquellas personas que utilizan con preferencia el lado izquierdo del cuerpo. Pero sucede que el tema no es tan simple, pues quienes utilizan su mano izquierda para escribir o pintar, como el caso de Leonardo da Vinci, pueden no utilizar la pierna izquierda para patear una pelota, el ojo izquierdo para apuntar con un arma, el oído izquierdo para escuchar el teléfono, la mano izquierda para tomar la parte superior de una escoba o para utilizar un cuchillo o una tijera. Es más, la mayoría de las personas que escriben con su mano izquierda no utilizan el mismo lado del cuerpo para algunas otras tareas. En caso de existir concordancia en la utilización de la mano, el ojo, el oído y la pierna izquierda, estaríamos en presencia de lo que se llama un zurdo homogéneo. Cualquier otra combinación se trataría de un zurdo no homogéneo o zurdo cruzado, en sus distintas posibles combinaciones.
Leonardo pintaba y escribía con su mano izquierda, pero también es cierto que podía escribir con su mano derecha, aunque lo hacía pocas veces. Sin embargo, era ambidiestro en muchas acciones cotidianas no relacionadas con la escritura. Si bien podemos asumir que era básicamente zurdo, no debemos perder detalle de lo antedicho, para comprender lo que viene.
El motivo por el cual ese 10 % aproximado de la población es zurda se intenta explicar por múltiples teorías. Lo más probable es que se trate de una conjunción de causas entre las cuales predomina la de orden genético y la influencia del medio ambiente y/o cultural. En cuanto a la genética, hay acuerdo actual en que la misma existe, pero es muy compleja y depende de la intervención de muchos genes.
El hemisferio izquierdo se especializa en el lenguaje; en las funciones racionales, en el proceso del pensamiento y en las funciones ejecutivas; en nuestro pensamiento lógico; en nuestra capacidad de razonamiento matemático, de atención, de motivación, de planificación y ejecución de nuestras acciones, de la toma de decisiones; también en una parte muy importante de nuestra memoria y en nuestra noción del paso del tiempo. Digamos, de algún modo, que nuestro hemisferio izquierdo es básicamente racional.
Nuestro hemisferio derecho, en cambio, tiene funciones discretamente diferentes. Este hemisferio funciona de modo integrador y holístico. Siempre vive en el presente, en el ahora. Nuestro hemisferio derecho nos sirve para nuestra orientación espacial, para interpretar imágenes, para la integración de sensaciones y percepciones, para nuestras habilidades visuales y sonoras, para la entonación de las palabras. Nuestro hemisferio derecho integra sonidos, imágenes, olores y sensaciones, trasmitiéndolos como un todo, y percibe el mundo en términos de color, forma y lugar. El hemisferio derecho nos aporta funciones integradoras, creativas, artísticas y musicales.
Leonardo padeció un accidente cerebrovascular izquierdo que le produjo una parálisis de su brazo derecho sin afectación del habla ni la comprensión del lenguaje. Esto significa que sus centros del lenguaje posiblemente se encontraban en el hemisferio derecho o bien distribuidos en ambos hemisferios. De ahí su no afectación en el habla por su ACV izquierdo.
Además, el hecho de ser zurdo también indica que el control de su hemicuerpo izquierdo dependía también del hemisferio cerebral derecho. Pero, a su vez, y para agregar algo más, Leonardo tenía capacidad ambidiestra, lo que significa que también desarrolló la función del hemisferio izquierdo para controlar el lado derecho de su cuerpo.
En términos generales, existen seis emociones básicas: miedo, ira, alegría, tristeza, asco y sorpresa. Puede usted, si lo desea, jugar a expresar en su rostro esas emociones frente a un espejo para observar las claras diferencias que existen entre estas gesticulaciones faciales. ¿Qué nos permiten comprender estas diferencias? Que una emoción es una experiencia vivencial que se manifiesta como un rostro que le es prácticamente predeterminado. Diría, por ello, que a cada emoción le corresponde su rostro. En otras palabras, ponemos cara de miedo cuando sentimos miedo, y de alegría cuando sentimos alegría. Y así ocurre con el resto de las emociones básicas.
Indudablemente, Leonardo da Vinci era portador de una gran capacidad emocional de percepción, habida cuenta de la expresión artística como consecuencia de sus estudios de fisonomía humana. Percibir las emociones y transmitirlas en una pintura no es tarea fácil. Él lo hizo de modo magistral. Con su mentalidad integral, tanto en el ámbito artístico como en el científico, se esforzó en comprender la realidad que lo alcanzaba y, sin duda, gestionó esa realidad del mejor modo posible para llevar adelante su vida y dejarnos un legado inigualable. Su inteligencia emocional se encuentra reflejada en la obra realizada en el refectorio de Santa Maria delle Grazie, la que le dio el máximo reconocimiento en vida: La última cena.
La motivación es una vivencia cognitiva y emocional que nos impulsa a desarrollar nuestras conductas de modo estable y sostenido en el tiempo. Como construcción psicológica, el fenómeno de la motivación es objeto de numerosos estudios teóricos y experimentales. Lo que aquí vamos a aproximar es, en principio, una definición de lo que es la motivación para usarla como herramienta viable a los efectos de ingresar en la vida anímica de Leonardo da Vinci.
La motivación es, de algún modo, la fuerza interna que impulsa a la acción, orientando una conducta estable y duradera. El origen etimológico de la palabra proviene del latín motivus, que significa «movimiento». Y de eso se trata el impulso interno, una suerte de brújula de nuestras acciones. En definitiva, podemos afirmar que la motivación determina nuestra conducta. Para enfatizar aún más este concepto, diría que la motivación lleva nuestro centro de gravedad hacia adelante y nos impulsa a movernos para alcanzarlo.
Las motivaciones de Leonardo da Vinci, como las de todos nosotros, son tanto extrínsecas como intrínsecas. Si nos detenemos en el impulso procedente de su mundo interior, podremos observar que su intensa curiosidad, la búsqueda del conocimiento y el deseo por describir los fenómenos naturales, como así también plasmarlos en sus escritos y pinturas, fueron el motor de su conducta, su gran motivación. Y eso es algo que sencillamente se tiene o no.
En realidad, su curiosidad era el combustible básico de su motivación. Su curiosidad y su necesidad en la búsqueda de conocimiento requerían satisfacerse como mecanismo de recompensa a ese impulso interior. Su búsqueda era sostenida en el tiempo para satisfacer una necesidad interna generada por una curiosidad inagotable.
Se trataba de una persona zurda, característica que —hoy lo sabemos— es más frecuente en la mente creativa de los artistas. Hoy también sabemos que muy probablemente haya presentado trastorno por déficit de atención e hiperactividad o TDAH. Si bien este trastorno es compatible con capacidades cognitivas normales, existe un número importante de personas con este síndrome cuyas capacidades cognitivas y creativas se encuentran por encima del promedio poblacional. Y como también ya hemos comentado, el «divagar de la mente» facilita los procesos creativos. Además, la posible presentación de un cuadro de dislexia agrega, en este caso, una mayor capacidad de visualización mental en 3D, y de pareidolia, la capacidad para ver imágenes concretas originadas en imágenes ambiguas o difusas.
Todas estas características podrían haber potenciado su capacidad cerebral creativa. Su mente tenía un desenvolvimiento humano con habilidades extraordinarias.
Teniendo en cuenta las descripciones del deterioro progresivo en su salud, es posible que Leonardo da Vinci haya presentado un accidente cerebrovascular o accidentes cerebrovasculares recurrentes y, eventualmente, episodios de accidentes isquémicos transitorios, cuadros clínicos que justificarían la pérdida de su estado general de salud.
Con un importante deterioro físico, previó su final y decidió redactar su testamento. Nueve días después, en su cama, en el castillo de Clos-Lucé, presentó un episodio de paroxismo o reagudización de sus síntomas, compatible con un nuevo accidente cerebrovascular que provocó su fallecimiento a la edad de 67 años.
El 2 de mayo de 1519 moría un hombre extraordinario, dueño de una mente brillante y un corazón noble. Su curiosidad inagotable fue en su vida el motor primordial que lo lanzó a una búsqueda constante de conocimiento. Trabajador incansable, amalgamó su pasión y la excelencia. Todo un erudito, un verdadero polímata. Conocedor de las diversas artes y ciencias, un claro ejemplo del humanismo renacentista. De un inquebrantable respeto por la naturaleza, de la cual aprendió y reconoció como su mejor maestra.
Con su pincel, mezclaba los óleos del arte con los de la ciencia alcanzando el pináculo de la expresion artística, elevándolo al grado de la magnificencia. Un hombre universal.
Es por ello que en la introducción de este libro escribí: «Si enviásemos una sonda espacial a los confines del universo para que nos conociera una lejana civilización, en ella debería estar grabada la imagen de nuestro sistema solar señalando nuestro planeta, para que tomaran conocimiento sobre nuestra ubicación en la inmensidad del universo; el Hombre de Vitruvio, para que supieran sobre los alcances de nuestra ciencia; La Gioconda, para que conocieran nuestro arte, y el retrato de Leonardo da Vinci, en representación de nuestra humanidad. No se ocurre una mejor idea para representar a nuestra civilización».
Un detalle de interés que quiero hacer notar es que, a diferencia de la original, La Gioconda del Prado tiene cejas y pestañas, ya que ninguna restauración las ha borrrado. Los colores de esta copia son vivos y luminosos, lo que nos invita a pensar cómo serían los de La Gioconda de Leonardo si fuera restaurada.
Al observar La Gioconda del Prado resulta emocionante pensar que quien la estaba pintando se encontraba junto a Leonardo y compartía ese momento con el maestro en su taller. Esto hace de La Gioconda del Prado una obra excepcional y, a la vez, la copia más antigua que conocemos. Es importante hacer notar que todas las copias de La Gioconda original reproducen la superficie de la pintura, es decir de la obra terminada. En cambio, La Gioconda del Prado es la copia de las capas subyacentes a lo que se ve. Es la intimidad guardada bajo la pintura superficial.
Sin duda, Leonardo da Vinci logró comprimir la materia en La Gioconda dotándola de vida propia y alcanzando una riqueza expresiva que nos invita a descubrir en qué está pensando, qué emoción y sentimiento la animan.
De algún modo, La Gioconda tiene vida.
Leonardo da Vinci fue una persona que fusionó el arte y la ciencia con una profundidad tal que en algún punto ambas se convertían en una misma cosa.
Ahora bien, resulta importante señalar a quien intente tomar partido por uno u otro de estos dos grandes de la historia universal, que ambos, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, son por igual la fiel expresión del homo universalis del Renacimiento. Es decir, aquellos personajes que, en tanto polímatas, alcanzaron la sabiduría en distintas disciplinas: en el arte, las ciencias y las humanidades.
Ante la pregunta quién es mejor, Leonardo o Miguel Ángel, pero esta vez en el campo específico de la pintura, dejando de considerar cualquier otra área del saber, los especialistas más avezados tienen opiniones encontradas y pueden sostenerlas con sus argumentos.
En cuanto a mi opinión personal, seguramente sesgada por mi condición de médico y docente en medicina, tengo un interés particular por los trabajos de investigación de Leonardo. Pero debo aclarar que, fuera de esta entendible inclinación temática, sostengo que Leonardo y Miguel Ángel son dos genios indiscutibles del Renacimiento y el ejercicio de comparación entre ambos, en realidad, agrega poco en relación con el placer de experimentar la belleza de sus respectivas creaciones.
Leonardo da Vinci was one of the men who best expressed that magnificent stage of universal history that is the Renaissance. He was a polymath who covered the slope of knowledge in the most diverse areas: engineering, architecture and urbanism, art, painting, sculpture, music, anatomy, botany, paleontology, writing and philosophy, among other branches of human knowledge.
He was also what we today call a scientist. He is also an architect who imagined the ideal city, an engineer who designed inventions for both war and peace, and an artist who expressed human emotions like no other in one of the most important paintings in universal history, The Last Supper.
A good read where the author analyzes in depth the characteristics that made Leonardo so exceptional, at the same time extrapolating the explanations to understand human nature in general. Quick reading and while you read the book is a good time to reflect. Besides being a fan of Leonardo da Vinci, he makes reading him more interesting.
Leonardo da Vinci painted La Gioconda, his masterpiece. The best known, and from which he would never be separated. It is she who began to speak to us, a few lines above, about her creator, and she will do so until the end of our ink path. In this tour with her, we will immerse ourselves in the personal life of the Renaissance master, his way of being, his work and the function of his mind. As we learn from it, we will also learn about ourselves, about our own mind. Leonardo would celebrate seeing us inquire into nature and ourselves. For that, we are now going to introduce ourselves into three concepts: mind, consciousness and personality.
Science is something extraordinary. He tries to crystallize our questions into knowledge so that these, in turn, give rise to new questions, always maintaining doubt as a condition. And so the path is infinite.
I like to try to describe the complexity of the mind stating that «the mind is the result of the complex interactions and infinite combinations of the most diverse functions, just like the infinite complexity of a kind of three-dimensional chess.» The mind is about such a degree of infinite complexity. Let us now see what consciousness is in order to understand the device through which our imaginary Gioconda began to take us by the hand to meet Leonardo da Vinci, his mind and, at the same time, our own mental functions.
It turns out that, as we have already said, the mind is made up of an infinite number of brain processes that interrelate all the parts of our body with each other, as an integrated whole. As a consequence, the mind is the sum of all these processes, whether they are of a conscious or unconscious nature. Instead, consciousness is just a part of the mind.
The word conscience comes from the Latin word conscientia, which means «knowledge.» Indeed, consciousness is the taking of knowledge of the self, in the first person. It is the knowledge of ourselves, and of the world that surrounds us and with which we interact.
Qualia is a concept that comes from philosophy, but which, like many others, also ended up being analyzed from the perspective of science. The qualia refers to the qualities of things that are our own or inherent in relation to each thing itself. It is not at all objective. On the contrary, this concept refers to the subjective and private characteristics of the experiences we live. It is, by definition, a strictly personal and private phenomenon.
According to the main and historical biographer of Leonardo, the architect and painter Giorgio Vasari (1511-1574), author in addition to what is considered the first history of art, when Leonardo was 14 years old, Ser Piero showed him some drawings of his son to his friend and client Verrocchio. His intention was that the teacher would allow him to enter his workshop as an apprentice; although it is also possible that, deep down, he wanted to know if the teacher considered that his daughter could dedicate herself to that trade and thus find her way in his life.
Vasari tells that the master was impressed by Leonardo’s drawings. It could not be otherwise. It was thus that he began a new stage in his life, with the beginning of an apprenticeship that, 37 years later, would culminate in the work that would be the most famous in the world, La Gioconda.
As was very common in the workshops of Florentine artists, the apprentices often played the role of models. Leonardo was no exception and he posed for Verrocchio when he made the sculpture of David. A bronze statue of David as an adolescent, in which he is seen with the sword in his right hand and in a triumphant position, with the head of Goliath at his feet.
The biographer Vasari tells a story about Verrocchio and Leonardo during the preparation for the Baptism of Christ. Vasari says that Verrocchio was so impressed with the angel of his student that he felt that it had surpassed him, and he decided to stop painting. It may be that Vasari exaggerated with such a statement, but there was some truth in his statement: Leonardo was already beginning to be Leonardo.
His teacher was going through a period of his life in which he moved away from painting and concentrated on his other skills, since he was actually a sculptor. But Vasari was right about one thing: the student had surpassed the teacher. Having painted that angel with heavenly luminosity was a very important moment in Leonardo’s life.
During this time, he also commissioned The Annunciation.
In the creation of it, as so many other times, one or more people intervened, following the modality of community art.
How to talk about the intelligence of a genius? It is not an easy company. However, we are going to define some general concepts about human intelligence and then review the profiles of Leonardo da Vinci’s intelligence, referring to his works and everything he has left written, which was not little. At the same time, knowing the different types of intelligence will help us to know ourselves. Let’s see.
The definition of intelligence can be approached from different perspectives, but there is undoubtedly a common denominator in all of them, and it is the fact that intelligence is a capacity that allows solving new problems. In intelligence itself converge a number of brain functions such as memory, learning, reasoning, logical thinking, decision-making capacity, talent, the capacity for adaptation and observation, social adaptability, the possibility of to conceive abstractions, and many other mental functions.
It is interesting to know that the word intelligence comes from Latin; From the root inter and legere, the meaning of «reading between things» is derived. But, in addition, in classical Latin there is also a use of the term inter as «within».
1. Logical-mathematical intelligence
2. Body-kinesthetic intelligence
3. Musical intelligence
4. Visual and spatial intelligence
5. Linguistic intelligence
6. Interpersonal intelligence
7. Intrapersonal intelligence
8. Naturalistic intelligence
1. Logical-mathematical intelligence is what allows solving problems by applying reasoning, logic, numbers, mathematical concepts and abstractions to solve new problems. Among the many geniuses who have particularly stood out in this intelligence profile, are Albert Einstein, Stephen Hawking and Isaac Newton.
An anecdote tells us about this ability of Leonardo. When he was about 10 or 11 years old, he would spend hours watching the construction progress. He made drawings of them, of the walls, the portals, the ceilings, the tools, the cars and scaffolding. The architect in charge of directing one of these works was Biagio from Ravenna.
2. This type of skill or intelligence represents the ability to move the body in order to perform a certain physical activity with precision and talent. The abilities that emerge from this type of intelligence are related to the capacity for neuromuscular coordination, the dynamics and speed of movements, muscular strength, balance, the ability to perceive distances and proportions, etc. All this is also related to manual and bodily ability in relation to movement.
3. This type of intelligence consists of the ability to express thoughts, ideas and emotions through musical forms. It includes the ability to perceive them as well as to produce and create melodies and rhythms; In addition, in many cases, the ability or dexterity in the execution of musical instruments and in the intonation of songs.
4. La Gioconda has pointed them out to us when she described his personality, Leonardo was a great observer. He immersed himself in nature and natural phenomena through his great powers of observation. Observing is infinitely more than seeing. It is to analyze and try to understand the reality on which one deposits his interest. Leonardo privileged the visual phenomenon over the other four basic senses.
He understood vision as a perceptual phenomenon and maintained that, although he could have deviations from factual reality, it was the most accurate of the senses. La Gioconda has already told us that she looked at everything and touched everything. And it is true, there is evidence that it was so.
5. This area of intelligence is the one that refers to the ability to relate effectively and genuinely with our peers. It is what allows us effective communication, both cognitive and emotional, in a bidirectional way. Adequately transmitting our thoughts and emotions, while correctly understanding the thoughts and emotions of our fellow men, is an attribute of intelligence.
6. It is what allows us effective communication, both cognitive and emotional, in a two-way way. Adequately transmitting our thoughts and emotions, while correctly understanding the thoughts and emotions of our fellow men, is an attribute of intelligence. And I am referring to intelligence in its widest spectrum, which includes logical critical analysis, but also, and in a very important way, the emotional world that interrelates us. The capacities of expression, empathy and extroversion, and the aptitudes for socialization depend on this type of skill.
7. Intrapersonal intelligence is the intellective ability that enables self-knowledge. As soon as we think about it, we will realize the essentials of this skill. Knowing the motivations of our own thoughts, emotions and way of acting is essential to know who we are and thus conduct ourselves properly in our lives. It is a way of internalizing ourselves by delving into our own self, our inner self.
8. Naturalistic intelligence refers to the ability to comprehend, understand, distinguish and grasp environmental issues. I mean understanding the situation and changes in the natural environment in which we operate.
Sex is a genetically pre-established biological matter. Sexuality, on the other hand, is something much more complex. Sexuality, as occurs with any other human behavior, acquires construction determinants in which strictly personal factors intervene in the individual and cultural factors in the social.
It is a scientifically proven fact that from our birth the interaction with our cultural environment, through our life experiences, ultimately determine who we are. And who we are is, neither more nor less, our personality, our behaviors and, of course, our sexuality.
The conditions that determine our sex are encoded in our genetic information. And that information is written into our chromosomes, which are coiled shoelace-like structures found in the nucleus of each of our cells.
The spectrum of disagreement between genetically determined sex (XY-man, XX-woman) and our gender identity and sexual orientation can be very diverse and cover a wide range of possibilities. It can range from total identification with one’s own genetic sex, a situation called cisgender, or identifying with the opposite gender to the one assigned at birth, or transgender. This last situation of gender identity occurs when the person presents a sexual psychological identification in complete opposition to the genetic conditioning that their body has determined and, by virtue of this, decides to resort to medical and/or surgical treatments to modify their sexual organs and characteristics. secondary sexual in order to adjust them to their psychological sexual identification, which is, ultimately, what constitutes the psychological construct of individual personality.
In the case of Leonardo da Vinci, according to the historical information we have, it was a person in whom the genetic information corresponded to that of a male (XY) and he identified himself as a male, but his sexual orientation leaned towards the same sex; that is, he presented a homosexual orientation.
Left-handed people are those who prefer to use the left side of the body. But it happens that the issue is not so simple, because those who use their left hand to write or paint, as in the case of Leonardo da Vinci, may not use the left leg to kick a ball, the left eye to aim a weapon, the left ear to listen to the phone, left hand to hold the top of a broom or to use a knife or scissors. What’s more, most people who write with their left hand don’t use the same side of the body for some other tasks. If there is agreement in the use of the hand, the eye, the ear and the left leg, we would be in the presence of what is called a homogeneous left-handed person. Any other combination would be an inhomogeneous left-handed or crossed left-handed, in its different possible combinations.
Leonardo painted and wrote with his left hand, but it is also true that he could write with his right hand, although he rarely did so. However, he was ambidextrous in many everyday actions not related to writing. Although we can assume that he was basically left-handed, we must not lose detail of the above, to understand what is coming.
The reason why this approximate 10% of the population is left-handed is tried to be explained by multiple theories. It is most probable that it is a combination of causes among which the genetic order and the influence of the environment and/or culture predominate. As for genetics, there is current agreement that it exists, but it is very complex and depends on the intervention of many genes.
The left hemisphere specializes in language; in rational functions, in the thought process and in executive functions; in our logical thinking; in our capacity for mathematical reasoning, attention, motivation, planning and execution of our actions, decision-making; also in a very important part of our memory and in our notion of the passage of time. Let’s say, somehow, that our left hemisphere is basically rational.
Our right hemisphere, on the other hand, has slightly different functions. This hemisphere functions in an integrative and holistic way. Always live in the present, in the now. Our right hemisphere serves us for our spatial orientation, for interpreting images, for the integration of sensations and perceptions, for our visual and sound abilities, for the intonation of words. Our right hemisphere integrates sounds, images, smells, and sensations, transmitting them as a whole, and perceives the world in terms of color, shape, and place. The right hemisphere provides us with integrating, creative, artistic and musical functions.
Leonardo suffered a left cerebrovascular accident that paralyzed his right arm without affecting his speech or understanding of language. This means that his language centers were possibly in the right hemisphere or distributed in both hemispheres. Hence, his speech was not affected by his left ACV.
In addition, the fact that he is left-handed also indicates that control of his left hemibody also depended on the right cerebral hemisphere. But, in turn, and to add something else, Leonardo had ambidextrous ability, which means that he also developed the left hemisphere function to control the right side of his body.
Generally speaking, there are six basic emotions: fear, anger, joy, sadness, disgust, and surprise. You can, if you wish, play at expressing those emotions on your face in front of a mirror to observe the clear differences that exist between these facial gestures. What do these differences allow us to understand? That an emotion is an experiential experience that manifests itself as a face that is practically predetermined. I would say, therefore, that each emotion corresponds to its face. In other words, we look scared when we feel scared, and happy when we feel happy. And so it is with the rest of the basic emotions.
Undoubtedly, Leonardo da Vinci was the bearer of a great emotional capacity of perception, given the artistic expression as a result of his studies of human physiognomy. Perceiving emotions and transmitting them in a painting is not an easy task. He did it masterfully. With his integral mentality, both in the artistic and scientific spheres, he made an effort to understand the reality that reached him and, without a doubt, he managed that reality in the best possible way to lead his life and leave us a unmatched legacy. His emotional intelligence is reflected in the work carried out in the refectory of Santa Maria delle Grazie, the one that gave him the highest recognition in life: The Last Supper.
Motivation is a cognitive and emotional experience that drives us to develop our behaviors in a stable and sustained way over time. As a psychological construction, the phenomenon of motivation is the subject of numerous theoretical and experimental studies. What we are going to approximate here is, in principle, a definition of what motivation is to use it as a viable tool for the purpose of entering Leonardo da Vinci’s mental life.
Motivation is, somehow, the internal force that drives action, guiding a stable and lasting behavior. The etymological origin of the word comes from the Latin motivus, which means «movement». And that is what the internal impulse is about, a kind of compass for our actions. In short, we can say that motivation determines our behavior. To further emphasize this concept, I would say that motivation moves our center of gravity forward and drives us to move towards it.
Leonardo da Vinci’s motivations, like all of us, are both extrinsic and intrinsic. If we stop at the impulse coming from his inner world, we will be able to observe that his intense curiosity, the search for knowledge and the desire to describe natural phenomena, as well as to capture them in his writings and paintings, were the motor of his behavior, his great motivation. And that is something that you simply either have or not.
Actually, his curiosity was the basic fuel of his motivation. His curiosity and his need in the search for knowledge required satisfaction as a reward mechanism for that inner impulse. The search for him was sustained over time to satisfy an internal need generated by an inexhaustible curiosity.
He was left-handed, a characteristic that —now we know— is more frequent in the creative mind of artists. Today we also know that he most likely presented attention deficit hyperactivity disorder or ADHD. Although this disorder is compatible with normal cognitive abilities, there is a significant number of people with this syndrome whose cognitive and creative abilities are above the population average. And as we have already commented, the «wandering of the mind» facilitates the creative processes. In addition, the possible presentation of a dyslexia picture adds, in this case, a greater mental visualization capacity in 3D, and pareidolia, the capacity to see specific images originating from ambiguous or diffuse images.
All of these features could have boosted your creative brain power. His mind had a human development with extraordinary abilities.
Taking into account the descriptions of the progressive deterioration in his health, it is possible that Leonardo da Vinci had a cerebrovascular accident or recurrent cerebrovascular accidents and, eventually, episodes of transient ischemic attacks, clinical pictures that would justify the loss of general state of mind. health of him
With significant physical deterioration, he foresaw his end and decided to write his will. Nine days later, in his bed, in the Clos-Lucé castle, he presented an episode of paroxysm or exacerbation of his symptoms, compatible with a new cerebrovascular accident that caused his death at the age of 67. .
On May 2, 1519, an extraordinary man, owner of a brilliant mind and a noble heart, died. His inexhaustible curiosity was the primary engine in his life that launched him into a constant search for knowledge. Tireless worker, he amalgamated his passion and his excellence. Quite a scholar, a true polymath. Connoisseur of the various arts and sciences, a clear example of Renaissance humanism. He has an unwavering respect for nature, from which he learned and recognized as his best teacher.
With his brush, he mixed the oils of art with those of science, reaching the pinnacle of artistic expression, elevating it to the degree of magnificence. A universal man.
That is why in the introduction to this book I wrote: «If we were to send a space probe to the ends of the universe so that a distant civilization would know us, the image of our solar system should be engraved on it, pointing to our planet, so that they would become aware of it. about our location in the vastness of the universe; the Vitruvian Man, so that they knew about the scope of our science; La Gioconda, so that they knew our art, and the portrait of Leonardo da Vinci, representing our humanity. You can’t think of a better idea to represent our civilization.
One detail of interest that I want to point out is that, unlike the original, La Gioconda del Prado has eyebrows and eyelashes, since no restoration has erased them. The colors of this copy are bright and bright, which invites us to think how those of Leonardo’s La Gioconda would be if it were restored.
When observing La Gioconda del Prado, it is exciting to think that whoever was painting it was next to Leonardo and shared that moment with the master in his workshop. This makes La Gioconda del Prado an exceptional work and, at the same time, the oldest copy that we know of. It is important to note that all copies of the original Mona Lisa reproduce the surface of the painting, that is, of the finished work. Instead, La Gioconda del Prado is the copy of the underlying layers of what is seen. It is the intimacy kept under the surface paint.
Undoubtedly, Leonardo da Vinci managed to compress the matter in La Gioconda, giving it its own life and reaching an expressive richness that invites us to discover what he is thinking about, what emotion and feeling animate it.
Somehow, La Gioconda has life.
Leonardo da Vinci was a person who merged art and science with such depth that at some point both became the same thing.
However, it is important to point out to anyone who tries to take sides with one or the other of these two greats of universal history, that both, Leonardo da Vinci and Michelangelo Buonarroti, are equally the faithful expression of the homo universalis of the Renaissance. That is to say, those characters who, as polymaths, reached wisdom in different disciplines: in art, science and the humanities.
When asked who is better, Leonardo or Michelangelo, but this time in the specific field of painting, ceasing to consider any other area of knowledge, the most seasoned specialists have conflicting opinions and can support them with their arguments.
As for my personal opinion, surely biased by my condition as a doctor and medicine teacher, I have a particular interest in Leonardo’s research work. But I must clarify that, apart from this understandable thematic inclination, I maintain that Leonardo and Michelangelo are two indisputable geniuses of the Renaissance and the exercise of comparison between the two actually adds little in relation to the pleasure of experiencing the beauty of their respective creations.
David, earth planet , knopfler and a humble man 