PETRA – "EL TESORO ESCONDIDO"
¡Ábrete, Petra!, muéstranos tus secretos tesoros. Descúbrenos tu guarida oculta en el abrasador desierto jordano para poner ante los ojos del mundo las maravillas que tus entrañas encierran.
Petra: piedra preciosa incrustada en lo profundo del laberinto montañoso de Arabia Pétrea. Roca de la que Moisés hizo brotar agua para saciar la sed de sus pueblo. Joya señera de la arqueología del Cercano Oriente.
Ciudad de muertos, poblada de espíritus, leyendas y misterios, esculpida -más que levantada- por la mano del hombre y el cincel implacable del tiempo. ¡Ábrete, Petra, cúentanos tu historia, háblanos con tu lenguaje de templos y tumbas, de wadis y barrancos, de acantilados esculpidos y de arenas polícromas….
INTRODUCCION
Un oasis con abundante agua en medio de un inmenso desierto que se extiende hasta Arabia Saudí, Petra era un enclave estratégico en el que confluían varias de las rutas caravaneras que exportaban incienso, mirra y especias desde el valle de Hadramaut, al sur de la Península Arábiga, hacia las costas del Mediterráneo. En la región se asentaban poblaciones tribales como los edomitas y los moabitas.
Petra era al mismo tiempo una ciudad casi inexpugnable, sólo accesible a condición de efectuar una obligada travesía por el largo y estrecho desfiladero del Siq.
Mitad construida y mitad esculpida en un circo rocoso rodeado de ásperas y secas montañas atravesadas por una red de fallas, cañones y gargantas, esta urbe se convirtió en la prestigiosa capital del reino de los nabateos, una tribu de pastores nómadas venidos del sur de Arabia, que tuvo su apogeo entre los siglos II a C y II d C.
Hoy, del efímero imperio nabateo sólo quedan vagos recuerdos y las sublimes ruinas de su capital, que, aunque brutalmente erosionadas por veinte siglos de intemperie, aún siguen despertando nuestro asombro por su extraordinaria belleza y colorido, y por las fantásticas formaciones naturales que les sirven de marco.
LOS NABATEOS
¿Quiénes eran estos casi desconocidos nabateos que elaboraron semejantes maravillas? Las primeras teorías, que les relacionaban con pueblos mencionados en la Biblia o en las crónicas asirias, han sido mayoritariamente descartadas, pero su origen exacto sigue siendo una incógnita.Lo que no parece ofrecer ninguna duda es que no se trataba de un pueblo autóctono, sino que llegaron hasta la actual Jordania desde alguna zona de la península arábiga, probablemente desde el sur (Yemen) o quizá desde la costa próxima al golfo Pérsico. Se trataría, pues, de tribus nómadas de procedencia árabe que, impulsadas por causas que desconocemos y en un momento que tampoco se puede precisar, se trasladaron hasta acabar instalándose en lo que hoy día es Petra.
Mucho antes de su llegada, en el lugar donde surgiría la ciudad nabatea existió un poblado situado en la cima de una de las mayores montañas, Umm al-Byara (Madre de las Cisternas), ocupado por otro pueblo semita del que también habla la Biblia: los edomitas. Pero este poblado fue destruido por el fuego en el siglo VII a. C. y sus habitantes lo abandonaron. Quizás algunas familias permanecieron en la zona, pero lo más problable es que el lugar estuviera deshabitado cuando los nabateos aparecieron allí.
LA VIDA DE LOS NABATEOS
Se acepta el año 312 a.C como el año en que los nabateos se asientan en el actual sitio de Petra y deciden hacerla su capital, eran gobernados por reyes y convivían con romanos y otros extranjeros. Sus casas eran de piedras, no contruían murallas pues las montañas que rodeaban la urbe les servían de de defensa. Sus rebaños de ovejas, bueyes y dromedarios eran abundantes, cultivaban la tierra y contaban con suficiente agua como para adornar la ciudad con jardines. Su mayor riqueza la seguían obteniendo del comercio, ya que controlaban las rutas que discurrían entre Oriente y Occidente.
Petra se había convertido en una importante ciudad caravanera y era, además, la capital de un reino que existía ya al menos desde el siglo II a.C. y que perduró has que, en 106 d.C., fue anexionado al Imperio Romano. Su extensión varió a lo largo de estos tres siglos, pero, básicamente, incluía el noroeste de la península Arábiga, el Neguev y la mesete de Edom hasta la zona situada al sur del mar Muerto. La política seguida por sus gobernates no fue expansionista, pero consiguieron ampliar considerablmente sus fronteras a expensas de los reinos vecinos, el judío y helenístico de los Seléucidas, aprovechando momentos en que éstos atravesaban crisis internas.
Así, a fines del siglo I. a.C., el reino nabateo llegó a incluir dentro de sus fronteras la ciudad de Damasco. Poco después el, ejército romano, bajo el mando de Pompeyo, puso fin al reino seléucida creando la nuea provincia de Siria. Petra resistió ante sucesivos ataques de Roma y mantuvo formalmente su independencia, aunque a partir de ese momento se vio obligada a colaborar con ella para defender sus intereses en Oriente.
La condición de "ciudad caravanera" de Petra fue posible gracias al ingenio de sus habitantes, que supieron aprovechar al máximo sus escasos recursos propios. Efectivamente, a pesar de estar situada en medio del desierto, su principal riqueza fue el agua, no tanto por su abundancia natural cuanto por la maestría que desarrollaron los nabateos para recoger hasta la última gota.
Excavaron canales en la roca que dirigían el agua de lluvia hasta cisternas igualmente rupestres, que podían alcanzar gran tamaño y capacidad. Además, para mantener su pureza, el agua se filtraba y decantaba por medio de estanques sucesivos y se evitaba la evaporación cubriendo las bocas de las cisternas con losas. También utilizaban el agua de dos manantiales que manaban dentro de la ciudad y de otros tres situados en la periferia; para ello construyeron canalizaciones que acababan en grandes estanques situados en el interior de la ciudad, salvando los constantes accidentes del terreno mediante acueductos y tuberías de presión. Periódicamente se limpiaba la red de abastecimiento de agua para evitar obstrucciones, lo que explica la presencia de múltiples escaleras rupestres, que parecen no llevar a ninguna parte. En definitiva fue un pueblo que destacó en ingeniería hidráulica en esa época.
El tortuoso relieve del emplazamiento, con obstáculos rocosas, fuertes pendientes y desniveles infranqueables, permitía controlar los accesos a la ciudad y ofrecía un refugio seguro para sus habitantes y para las caravanas que llegaban hasta allí. También podán proveerse del equipo preciso(nuevos dromedarios, hombres y alimentos) para regresar: Además, en la ciudad existían agencias de mercaderes y banqueros a los que se podía acudir si se necesitaba ayuda financiera. Los petrenses cobraban tasas a las caravanas que atravesaban sus territorios y las escoltaban y guiaban dentro y fuera de los límites del reino, como atestiguan los grafitos escritos en nabateo encontrados en el Sinaí.
La importancia económica nabatea se corresponde con sus destacables rasgos culturales. Sin olvidar la belleza y espectacularidad de las casas, las tumbas y los templos de Petra, cabe destacar que los nabateos idearon su propio sistema de escritura, la nabatea, surgida de la cursiva aramea. Aunque no disponemos de textos nabateos que nos permitan reconstruir debidamente su pasado, es evidente que un reino como el nabateo debía disponer de archivos que almacenaran todo tipo de documentos oficiales, imprescindibles para su actividad comercial. Nada de esto se ha encontrado todavía, como tampoco se han hallado escritos privados, ni relatos históricos contados por ellos mismos. La mayor parte de la escritura nabatea que conocemos se limita a inscripciones (más de tres mil) muy breves y de carácter funerario.
En el año 363, un terremoto destruyó casi la mitad de la ciudad. Sin embargo ésta continuó existiendo durante varios siglos más, llegando a ser sede incluso de un arzobispado bizantino. Durante esta época muchos de los antiguos edificios fueron derribados y reutilizados para construir nuevos, en particular varias iglesias y edificios públicos.
En 551 un segundo terremoto, más grave que el anterior, destruyó la ciudad casi por completo. De esta catástrofe Petra ya no pudo recuperarse, pues cambios en las rutas comerciales habían también disminuido el interés estratégico del enclave.
A falta de referencias escritas, nuestro conocimiento del pasado de los nabateos dependerá de las excavaciones arqueológicas, y en mayor medida de lo que pueda aparecer. Porque las majestuosas tumbas y los fascinantes templos horadados en la roca viva no son sino un ínfimo porcentaje lo que fue la Petra nabatea: el ochenta por ciento de aquella ciudad aún permanece oculto bajo la arena.
pero ademas el desierto de whadi rum, amman y lugares maravillosos, creeme lo dice david!!!!
te has convertido en un sabio,como dice sarmiento nuestro proser argentino,.8el que andamucho sabe mucho,aprende mucho)me encanto!!!! grasias por compartir tus experiencias! besitos !! tu amiga caro te lo agradece,